Algunos Buenos
Verano de bastonazos. Sobre mis lomos y los de los míos. Como mulos a los que se quiere guíar: "por aquí, por aquí, esto es : fuera del corral, lo pillas?. "
Diez días en la costa y recibiendo de ellos nueve, porque hubo uno en que nos ausentamos con Gabriela en dirección a Almería.
Los Otros Días sin Bastonazos sin embargo me compensan aunque fueran menos. Los primeros días del verano en la fresca Alpujarra, comarca absolutamente maravillosa pese a su masificación turística. El silencio en el valle y la brisa vespertina reconcilia al ratón más urbanita con la Energía Universal y la diosa Gea.
El día uno de paréntesis bastonil lo empeñamos en visitar a mis queridos amigos Antonio y Angelina, y supe entonces nuevamente (de "sabor" quiero decir, porque saberlo ya lo sabía) del cariño, de la entrega, de la confianza, de la sinceridad y del desprendimiento en su compañía y en la de Angel, Antonio the Young, Carlos Puello y hermano Abencerraje, y esa tarde sentimos bajo nuestros pies el limo del mar de Cabo de Gata y los últimos rayos en una puesta de sol absolutamente cósmica.
Luego por la noche, entre viandas "cojonudas", las palabras, las risas y las confidencias. Y de madrugada el privilegio de escuchar desde las mismísimas ordenadas entrañas de la Antena Noética los nuevos trabajos esforzados de Sefronia, un giro inesperado y genial en su camino, creando su sitio en la historia de la música contemporánea española, clavando una estaca afilada y apoteósica en los corazones de los "bon vivants del pop". Trabajo, trabajo, mucho trabajo y conocimiento, poso y madurez es lo que he apreciado en estos borradores aún, brillos, luces, opereta, fiesta y sentimiento también, y rondándolo todo, de forma sinuosa, ese espíritu inquietante y quebrador que anida en el corazón de la banda.
Gracias amigos, por éste día tan maravilloso.