8/09/2013

Como un conejito en una nube...

Cabaret Popescu ha vuelto para aliviar los huérfanos de gracia,  a los que no tienen nada salvo su propia desgana,  para aguijonear a los príncipes de la desidia y la tensión baja, a los lugartenientes de la paz burguesa y duradera.
Está anocheciendo y llegas a un anfiteatro en el que caen las ultimas luces del ocaso y las primeras  de la ciudad.
Comienzan las  notas de la canción y empiezas a percibir una sensación desconocida para  los burgueses  de clase media: no has visto nada como esto  en tu vida…
Y te sientes afortunado de estar allí, parece que son ellos los que te han elegido, los que han venido a verte. Estás dentro y el espectáculo te rodea y casi no puedes respirar, los momentos absolutamente geniales te van dando en la cara una y otra vez, no puede ser verdad, no puede ser tan bueno, las canciones y los números van y vienen en un torbellino, y tu risa, tu sorpresa y  tu entusiasmo se asoman a tu alma de una manera que ya creías olvidada.
Está todo ahí y te lo dan en arte desplegado como un pop-up: el norte y el sur, el cono y el polo, la implosión y la explosión, el crudo y el quemado de pitón a rabo.
Y encima cenando gloria bendita….
Y te quedas con ganas de repetir.
Como yo, como nosotros.


Y volveremos…