For the Snark was a Boojum, you see
"La Caza del Snark", es el título que el azar, el envite o la suerte ha dejado en las manos de Sancho como primer libro no infantil (no exactamente infantil). Se trata de una modesta edición bilingüe que adquirimos en la feria del libro antiguo de Madrid y que cuenta con las increíbles ilustraciones de Henry Holiday. Poesía hecha disparate. Una tripulación compuesta por personas o animales cuyo nombre u oficio empieza por "B" (barrister, boots, broker, a maker of bonnets and hoods, billiard-marker, banker, beaver, baker...) de la que no puede esperarse nada bueno y que se enrola al acoso del snark, un mítico animal cruce entre serpiente y tiburón (snake-shark) que por orden de Lewis Carroll no aparece en ninguna de las hermosas ilustraciones, que recuerdan a las de John Tenniel en la ediciones de "Alicia..", pero más "en ácido".
Y así todo. Un comienzo algo durillo ciertamente para un chaval de seis años, respecto del que albergo algunas dudas sobre si lo terminará, pero que comparte en cierta medida con Carroll el gusto por las palabras traviesas, los universos caóticos, en los que reglas se invierten como "a través del espejo", y el distanciamiento de la realidad para iniciáticos paseos dentro de su mente bulle-bulle.
Como todo en la vida, la experiencia está teniendo su envés inquietante: se lo ha llevado al colegio para leerlo en el recreo.
En vez de estar zurrándose con el más gallito que es lo que le corresponde por su categoría y condición.
Aquí está el hombre cenando. En eso sí que es Capitán General, bajo el molinillo de sus dientes no hay nada que se le resista. No he visto cosa igual. y lo que es aún mejor: ni gota de grasa, como el Fairy.
"The Beaver´s best course was, no doubt, to procure
A second-hand dagger-proof coat-
So the Baker advised it- and next to insure
Its Life in some Office of note."
"Lo mejor que podía hacer el castor, sin duda alguna,
era procurarse un abrigo de segunda mano a prueba de
cuchillos. Este fue el consejo del Panadero. Y luego que se
hiciera un seguro de vida en alguna Compañía de renombre"
Y así todo. Un comienzo algo durillo ciertamente para un chaval de seis años, respecto del que albergo algunas dudas sobre si lo terminará, pero que comparte en cierta medida con Carroll el gusto por las palabras traviesas, los universos caóticos, en los que reglas se invierten como "a través del espejo", y el distanciamiento de la realidad para iniciáticos paseos dentro de su mente bulle-bulle.
Como todo en la vida, la experiencia está teniendo su envés inquietante: se lo ha llevado al colegio para leerlo en el recreo.
En vez de estar zurrándose con el más gallito que es lo que le corresponde por su categoría y condición.
Aquí está el hombre cenando. En eso sí que es Capitán General, bajo el molinillo de sus dientes no hay nada que se le resista. No he visto cosa igual. y lo que es aún mejor: ni gota de grasa, como el Fairy.