10/24/2007

For the Snark was a Boojum, you see


"La Caza del Snark", es el título que el azar, el envite o la suerte ha dejado en las manos de Sancho como primer libro no infantil (no exactamente infantil). Se trata de una modesta edición bilingüe que adquirimos en la feria del libro antiguo de Madrid y que cuenta con las increíbles ilustraciones de Henry Holiday. Poesía hecha disparate. Una tripulación compuesta por personas o animales cuyo nombre u oficio empieza por "B" (barrister, boots, broker, a maker of bonnets and hoods, billiard-marker, banker, beaver, baker...) de la que no puede esperarse nada bueno y que se enrola al acoso del snark, un mítico animal cruce entre serpiente y tiburón (snake-shark) que por orden de Lewis Carroll no aparece en ninguna de las hermosas ilustraciones, que recuerdan a las de John Tenniel en la ediciones de "Alicia..", pero más "en ácido".




"The Beaver´s best course was, no doubt, to procure


A second-hand dagger-proof coat-


So the Baker advised it- and next to insure


Its Life in some Office of note."


"Lo mejor que podía hacer el castor, sin duda alguna,


era procurarse un abrigo de segunda mano a prueba de


cuchillos. Este fue el consejo del Panadero. Y luego que se


hiciera un seguro de vida en alguna Compañía de renombre"



Y así todo. Un comienzo algo durillo ciertamente para un chaval de seis años, respecto del que albergo algunas dudas sobre si lo terminará, pero que comparte en cierta medida con Carroll el gusto por las palabras traviesas, los universos caóticos, en los que reglas se invierten como "a través del espejo", y el distanciamiento de la realidad para iniciáticos paseos dentro de su mente bulle-bulle.

Como todo en la vida, la experiencia está teniendo su envés inquietante: se lo ha llevado al colegio para leerlo en el recreo.

En vez de estar zurrándose con el más gallito que es lo que le corresponde por su categoría y condición.


Aquí está el hombre cenando. En eso sí que es Capitán General, bajo el molinillo de sus dientes no hay nada que se le resista. No he visto cosa igual. y lo que es aún mejor: ni gota de grasa, como el Fairy.






10/02/2007

Oligarcas Pépticos



Esas antiestéticas arrugas (aquí y aquí) envejecen tu piel y hacen que parezcas más mayor.

Por eso he dejado de beber, para vencer la antiestesia o como demonios se diga. Pero en cuanto la ponga en su sitio... hala! a buscar el guitarrillo todas las noches. Amor con amor, amor sobre todas las cosas, panteístico para los días claros y sin nubes, y sincrético cuando el maldito cajón de la cómoda vieja no se cierra. Voluntarioso y empecinado cajón.

Remedios del mediodía, una antiestética cerveza sin alcohol panzaburrera y de tapa un requeté (ya sabéis un trozo de melva con pimiento morrón bien brillante), pero dejándose el pan.
Remedios del ocaso, naranjas y limones hasta que rechinen los dientes, bruxados y mentecatos.

Y luego por la noche, haremos lo de siempre, retortijones y a dormir.

Menesteres y control cerebral, podemos acostumbrarnos a una ingesta menor y más lenta, y, en fin, moderar esa conducta afanosa de engullir la comida como si fuéramos a acabar con el mundo o como si fuera el apoteosis eslahoradelapoteosis de Angela Carrasco.

Y sobre todo, hablar, más.
Y... dígale a su marido que le haga más el amor.