Otra vez Salvaje, pero a rabiar!
Voy
perdiendo la cuenta de las ediciones de Salvajemente Amateur que
llevamos...cinco de invierno este año. Madre mía, casi la edad de Gabriela...
Todo esto
que empezó casi como una broma, como un gesto de emulación, como un sentido
homenaje a los Beatles en el Rooftop del Apple...
Y voy
sumando vivencias y momentos, y no recuerdo ni uno malo, y eso que los pasamos
y canutos a veces. Y me doy cuenta de esta pequeña construcción de
amor, de entrega, de sacrificio y de delirio profundo que supone este Festival
ridículo donde unos aficionados inexpertos y sin tiempo tocan canciones, sus
canciones, sus ideales hechos música y sus reivindicaciones.
Y lo que más
me supone es que cada año somos MAS, y con esto no me refiero al número de
asistentes, sino al número de "incondicionales" (ya sé que utilicé
este término en el ultimo post sobre el Salvaje pero no encuentro otro término
que mejor se adecúe a la realidad).
Y son/somos
NOSOTROS, los que se nos llena la boca al hablar de esto, los que se sacrifican,
los que pierden horas de sueño, los que sufren cuando no pueden estar, los que
echan un ratico más de ensayo a costa de otras cosas, los que piden más
canciones para cantar, los que cuando saben que está acabando una edición
(sobre todo en invierno) piensan : “¿ya? Se esta Acabando YA!”. Y los que se
abrazan.
Eso es lo
mejor creo. El sentimiento de fraternidad a-b-s-o-l-u-t-a que hemos forjado, el
grupo de verdaderos amigos que hemos creado, esta sensación de unidad y de que
estamos haciendo algo verdaderamente valioso a nivel humano.
Bueno, me
quedo con esta foto entre otras muchas. Me transmite algo de lo que vengo
relatando en este post.
Luz en
medio, el propósito hecho mujer, una Diosa que me ha caído del cielo con su
arte y su sentido común de 24 horas.
Chema, el
incondicional confeso desde este año, aunque lo es desde hace bastante más
atrás.
Débora, su
entusiasmo, su trabajo, su desbordamiento, su mujer al 200%, qué despliegue! Y
abducida ya de por vida a nuestro proyecto...
En la
sombra, porque no se ven: mi Nadia, un talento en todos los sentidos, la Mujer
Faro de Occidente, atrapada desde el primer momento en que tocó con nosotros el
verano del año pasado. Y el pequeño David en la batería, el que nació con los
ojos abiertos mirando la realidad, mi sobrino nieto (se dice pronto) que tuve
entre mis brazos el día de su bautizo hace casi dieciocho años, y míralo ahora,
tocando con su padrino y con su tía, y con algunos de los mejores músicos de
Granada. Es un orgullo ser su padrino y reconocer en él todos los valores que
presidieron la educación que quiso darnos mi padre a mí, a su abuela y a mis
hermanos: respeto, lealtad, honestidad, trabajo y sacrificio. Todo lo tiene el
chiquillo. No cambies nunca, David, y sigue arreándole así de fuerte a los
tambores, campeón.
El siguiente
post lo dedicaré a aquellos con los que he compartido los ensayos de
Salvajemente Amateur, que han sido desde luego los más entrañables de todos
cuantos llevamos este año.
Y por último
decir que se ha producido lo que siempre creemos que no se va a producir en
cada año: esta edición ha sido la mejor de todas, y eso que las anteriores
fueron cojonudas en verdad.
Hay algo
mejor que quererse y que te quieran? Pues no. Cosas del clan.