Las Putas de la calle Fuencarral
Suda América.
Y en cada gota de sudor hay una puta con callos y los pechos remendados, como una mecedora vieja y polvorienta, triste como una ruina de la calle Fuencarral.
El domingo por la mañana, miré de reojo y con miedo sus andares doloridos, sus ubres mundiales y su piel amartillada. Por la tranversal vienen los chicos con ganas de jaser caha.
Será mejor que apriete el paso.
Los sábados del porvenir se dilatan en las pupilas (dia grande, noche de duros), como se alarga el curso de las palabras por el largo río de tu lengua, o quizás no, miamol.
Quizás venga un día antes la muerte, agavillando todas las promesas vivientes al otro lado del mar y te arranquen de la metrópoli, susurrando tu nombre verdadero, con el que tu madre te llamaba, desatrancando tus desagües de restos cocidos y magmas que en tí otros depositaron. Y vendrá limpiándote de afrentas, de bofetadas y más, dejándote ver durante los últimos dos minutos y medio, como era tu carita cuando tenías cuatro años, y ese día será domingo, pero un domingo de los nuestros.
Los sábados del porvenir se dilatan en las pupilas (dia grande, noche de duros), como se alarga el curso de las palabras por el largo río de tu lengua, o quizás no, miamol.
Quizás venga un día antes la muerte, agavillando todas las promesas vivientes al otro lado del mar y te arranquen de la metrópoli, susurrando tu nombre verdadero, con el que tu madre te llamaba, desatrancando tus desagües de restos cocidos y magmas que en tí otros depositaron. Y vendrá limpiándote de afrentas, de bofetadas y más, dejándote ver durante los últimos dos minutos y medio, como era tu carita cuando tenías cuatro años, y ese día será domingo, pero un domingo de los nuestros.
Descanso.
2 Comments:
muy duro, muy bonito
agradecido!
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