Limpieza

Lobsang Rampa tenía, merced a su tercer ojo, la facultad de discernir los pensamientos de las palabras de los demás y de este modo conocer sus intenciones. En algunos casos no es necesario que le practiquen a uno una lobotomía como al pobre tibetano, pues el interior de los cráneos de algunos que nos hablan están tan licuefactados, y su interior tan corrupto como transparente, que se vé a la legua el apego, el desaprecio, el rencor o la animadversión que nos tienen. Este es el caso de MI HERMANA (como suena), que me llama para felicitarme la Navidá y para preguntarme (de paso) si me he mudado, y decirme que a ver si viene a ver la casa... Hasta aqui todo bien y normal podríamos pensar, si no fiuera porque lo que quiere de verdad es ver si la casa es mejor o peor que la de su hijo, mi sobrino, y sobre todo... qué demonios es lo que he hecho con los viejos muebles de la casa. Lástima es que es que su escaso intelecto le impide ser un poco más hábil, lo suficiente como para decirme que todavía no conoce a G., que lleva seis meses habitando nuestros corazones, y que tiene ganas ya de verla. Pues no, NO DA MAS DE SI LA CRIATURA y se la llevan los demonios con la novedad. Ello es consustancial a su educación de señorica en el Sacre Coeur, donde las monjitas francesas criaron amamantando de sus pechos secos a varias generaciones de tontas al trote, provinientes de lo mejorcito de cada casa.

Lo unico que me consuela de este criaturo sesentón es que solo compartimos un 50% de los genes y uno de nuestros ascendientes, mi padre, a quien culpo en parte de su escasa o nula instrucción, aunque no demasiado, porque la carga genética que traía por parte de madre ya prometía bastante y era de dificil cuando no imposible enderezamiento.


Todos los días son buenos para agradecer uno a Dios la madre que lo trujo, quien proviniendo de familia de artistas y no mercaderes, me enseñó a disfrutar de una puesta de sol, de una nube, de una caricia o de un cuadro, con esa intensidad que solo saben transmitir las personas limpias y buenas de corazón.