3/31/2006

Leyenda para la tumba de Cristobitas de Pan y Ajo



Adiós, catolicista sonámbulo, covachuelista del Catastro de Soria, adormidera para anarquistas, que no conociste sino visitas perennes al macrobotellón como un triste repentizador del hielo.
Que sepas en éste feliz día que las ventanas de tu colegio tienen todavía tus mocos de niño de cuatro años pegados.

Hoy perdemos a un gran pensador fin de siècle, se marcha enterrando su eterno olor de aceite frito y zapatos de gamuza azul vieja. Siempre pensando en el dinero y en como ahorrarlo. Saludemos con nuestro Renault 9 GT de mil novecientos ochenta a éste Darwin de los forúnculos y las zapatetas que en buena hora nos deja. En paz. Se lleva sus tardes de discoteca y olor a sobaco, niquis de rayas, pantalones blancos con paquete y erzgüindanfair.

Cristobitas de pan y ajo, te deseo que tu mujer e hijas, vivan descansando de tí, de tus atragantaeras de gasoil y nervios, y de tu deo incorrupto con su uña gorda e hinchada señalando lo que hay que hacer.

Y, repitiendo, adiós.