3/15/2006

EL Libro Secreto y Sencillo de Las Costumbres (Cap I)


INTROITO




Mi mujer me decía cuando me veía sentado en el retrete:


- Oh, vaya ¡ El pensador de Roca.


Sí era graciosa, sí.

Yo, mientras leía o pensaba, leía o pensaba.

Pensaba que me incomodaba la idea de buscar razones a algunos usos sociales, a ésos convenios estúpidos suscritos cuando yo ni siquiera había nacido y que, arrajatabla, debía de cumplir y cumplía; ¿de dónde venían esas "normas de la buena educación"? ¿ quienes eran los gallipavos de sus inventores? ¿ Tal vez, señoritingos con pelucas blancas, aspiradores de rapé, y calzas blancas?

Como, por ejemplo, y entre otras: ceder el paso a las damas, dar los buenos días, doblar las tarjetas personales ante el libro de condolencias de un entierro, velar a un muerto toda la noche. Creo que no sirven de nada, en especial ésta última: la gente se duerme o cuenta chistes lo más cerca posible de la viuda.

¿ Por qué hay que levantarse cuando una persona entra en una habitación en la que nos encontramos ? !Y yo qué sé¡ Pues será para que nuestra cabeza permanezca en la medida de lo posible a la misma altura que la del visitante, que no nos coja desprevenidos y de camino, si hay que arrearle un bofetón, pues más cerca nos pilla. Y resulta también que la causa de estrechar las manos o levantar una de ellas para saludar es demostrar que no se llevan armas con las que ofender cuerpos ajenos.

A las señoras hay que cederles el paso siempre, salvo en dos ocasiones, ¿ cuales ? . Una, al entrar en un taxi, para que el acomodo en los asientos sea menos penoso. Otra, al buscar dos asientos en el cine: es el caballero el que debe entrar primero en la fila abriendo paso, sí señor, el mozo es el que debe ensuciarse los calzones con las suelas de los demás. Memorizar y después, aplicar.

Cuestiones de antropología.
(CONTINUARÁ)